Las personas que llegan tarde tienen otra percepción del tiempo

Según un estudio realizado hace algunos años en la Universidad de San Diego, ubicada en California, existe una justificación para aquellas personas que llegan tarde a todos lados.

Si bien esas personas a las que siempre hay que esperar pueden resultar molestas, la tardanza no siempre es sinónimo de irresponsabilidad, mala voluntad, o despreocupación. Muy por el contrario en esta investigación se ha realizado un experimento muy interesante y la conclusión ha sido la siguiente.

Se asegura que existen dos clases de personas. Las de la clase A y las de la clase B, se supone puntuales a las primeras e impuntuales a las segundas.

Siendo esto así a causa de que las personas de clase A tienen una forma más precisa y realista de percibir el tiempo.

Mientras que las personas de clase B perciben el tiempo de forma más lenta. Esto da lugar a que elaboren muchas actividades y planifiquen excesivamente. Pero no tienen real dimensión de las posibilidades temporales de realización, por lo que siempre tienen más tareas pendientes de las que su día les permite y demoran más de lo que tenían previsto.

La agenda de estas personas suele estar saturada de propuestas y actividades, para un tiempo muy reducido lo que se traduce en una mala organización.

Los científicos de la Universidad de San Diego liderados por el profesor en psicología, Jeff Conte realizaron un pequeño experimento hace algunos años. Elegían a dos grupos de individuos, por un lado los que se autodefinían como puntuales y por otro lado aquellos que se consideraban a sí mismos como impuntuales. A ambos grupos se les pedía que calcularan un minuto, sin reloj. Tenían que avisar cuando consideraban que ya habían transcurrido los 60 segundos, desde el momento indicado.

Aquellos que desde el inicio se consideraban puntuales avisaron en un promedio a los 58 segundos mientras que el otro grupo avisó en promedio a los 77 segundos.