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Hablar a los más chicos sobre alimentación saludable ayuda a mejorar los hábitos

Si se remarcan las ventajas de ingerir ciertas comidas que de seguro no elegirían en primer lugar, los chicos pueden incorporarlas con mejor predisposición. Mirá este interesante estudio.
viernes, 10 de mayo de 2019 · 19:10

Incluir vegetales y frutas en los más chicos no es fácil. En Argentina según el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (CESNI), 1 de cada 3 niños en edad escolar tiene sobrepeso u obesidad. ¡Increíble!

Evaluando nuevas estrategias para implementar comida sana en su alimentación, científicos de la Universidad de Washington y de la Universidad de Florida (Estados Unidos) usaron una evaluación en la que ofrecieron alimentos saludables a un grupo de chicos de 3 a 5 años durante 6 semanas. Los resultados fueron publicados en la revista científica Journal of Nutrition Education and Behavior.

Participaron 87 chicos a los que previamente se les preguntó cuánto les gustaban productos tales como los pimientos verdes, los tomates, la quinoa y las lentejas, representando con estos ejemplos a diferentes grupos de almentación. Con este resultado, a cada uno de los menores se le fue dando dos de los alimentos menos elegidos, dos veces por semana.

En el transcurso de las seis semanas que duró la experiencia, acompañaron cada una de estas comidas con frases estimulantes según la edad, acerca de las propiedades de ese alimento que habían marcado con menor preferencia o directamente, cómo que no les gustaba. El alimento que sí habían marcado como preferido, lo servían directamente sin ningún preámbulo.

Las frases que acompañaban los productos saludables, tenían que ver con las ventajas de ingerirlo.

“Todo niño quiere ser el más grande, el más rápido, el que salta más alto”, afirma Jane Lanigan, profesora del Departamento de Desarrollo Humano de la Universidad de Washington y autora principal del estudio.

Los investigadores fueron midiendo cuánto comían los chicos en tres ocasiones: antes de la prueba, después de la prueba y un mes después de que terminara la investigación.

La prueba posterior inmediata no mostró ningún resultado, probablemente porque los niños "se cansaron de comer los mismos alimentos", dijo la investigadora.

Pero un mes después de la experiencia los niños comieron el doble de cada comida que se acompañaba con frases positivas en comparación con la comida sin mensaje.

Las frases del tipo “si comés lentejas vas a correr más rápido” o “con este yogur vas a crecer más”, hicieron que la comida sea más atractiva para los menores a la hora de consumirla, afirmó Lanigan.

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