Un alumno de origen guaraní le escribió una carta a su maestro del colegio secundario para explicarle que su dificultad radica en que no comprende bien el idioma y que, por eso, le resulta muy difícil desempeñarse satisfactoriamente en su rendimiento escolar.
El docente contó que el taller de acompañamiento funciona como resultado de que el colegio recibe a muchos chicos migrantes, que aprendieron a hablar en guaraní o quechua y que su lengua materna no es el castellano sino una lengua originaria americana.
"Los pibes que tienen problemas de lectura y escritura los tienen por causas diferentes: cuando detectamos esto, empezamos a pensar que una experiencia posible era la enseñanza del castellano como segunda lengua", comentó.
Becerra planteó la inquietud de que, como país "no estamos formados para esto, ni el Estado financia este tipo de actividades, aunque llegamos a una justificación pedagógica dando más forma a lo que surgió de manera intuitiva, y logramos que nos paguen un par de horas más por semana para armar estos espacios de acompañamiento".
El docente twitteó: