DATOS Y ESTADÍSTICAS

Escuchar a quienes se quejan es malo para tu cerebro

Son situaciones comunes en esta época y muchas veces nos exponemos sin darnos cuenta, lo que repercute directamente en nuestro rendimiento físico y mental.
lunes, 24 de agosto de 2015 · 10:37
Estar expuesto a una negatividad constante perjudica el funcionamiento del cerebro. Afecta a nuestro humor, el rendimiento durante el día y más.

Hay una razón para odiar las quejas de otras personas: escucharlas permanentemente es malo para tu cerebro en varias formas, según comenta Trevor Blake, emprendedor y autor de ‘Tres Simples Pasos: Un Mapa para el Éxito en los Negocios y en la Vida.’
 
En el libro, describe cómo los neurocientíficos aprendieron a medir la actividad cerebral cuando se encuentra con varios estímulos, incluyendo una larga sesión de quejas.

"El cerebro trabaja más como un músculo de lo que pensábamos”, dice Blake. "Por lo que si estás clavado en un rincón por mucho tiempo escuchando a alguien siendo negativo, es probable que actúes de esa misma forma.

Peor todavía, estar expuesto a muchas quejas puede incluso hacerte tonto. La investigación muestra que el estar así por 30 minutos o más puede despegar las neuronas en el hipocampo cerebral. "Esa es la parte de tu cerebro que necesitas para resolver problemas”, aclara. "Básicamente, esto convierte a tu cerebro en papilla.”

Existen entonces, algunas recomendaciones frente a este tipo de situaciones: Tomar distancia, pedirle al que se queja que arregle el problema y usar técnicas mentales para bloquear este tipo de reclamos constantes.
 
Éste último punto puede resultar más interesante: Cuando estás atrapado escuchando una queja, se pueden usar técnicas mentales para bloquearlas y así salvar las neuronas. Blake favorece una usada por el fallecido golfista español Seve Ballesteros durante un partido contra Jack Nicklaus—un partido que el público quería a Ballesteros como perdedor. "Él estaba teniendo dificultades para manejar la hostilidad de la multitud”, dice Blake. "Por lo que imaginó una campana de vidrio, que nadie más podía ver, descendiendo del cielo para protegerlo.”

Los lanzadores de la ‘Major League Baseball’ a veces se les puede ver diciendo "¡Escudo encendido!” mientras se dirigen a la loma. Él agrega que su propia defensa imaginaria es "más como una capa de invisibilidad de Harry Potter", ejemplifica el autor.
 
Una estrategia relacionada es retirarte mentalmente a tu lugar favorito, algún lugar al que irías si tuvieras una varita mágica, detalla. "Para mí, era una cinta de hermosa arena blanca como el azúcar que se extendía de forma de herradura desde una isla privada”, dice Blake. "Yo me llevaría a mi refugio privado mientras la gente estuviese despotricando. Yo podía sonreírles y asentir en todas las ocasiones, mientras que me iba por un paseo a mi playa privada.”
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