ADELANTOS #TECNO EN LA COCINA

Lanzaron las impresoras 3D de comida

Aunque todavía no llegaron al consumidor final, se prevé que en poco tiempo esta impresora le facilite la vida a muchas personas. El alto costo permite que estén disponibles en restaurantes por ahora.
martes, 17 de enero de 2017 · 09:48
Alex Vidal, profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya, explicó que esta nueva tecnología está penetrando en la cocina, como ya se usa para imprimir piezas en el sector industrial o fabricar prótesis para la medicina, informó la agencia EFE.

Hasta hoy, las impresoras 3D ingresaron en las cocinas de restaurantes y servicios de comida, "pero en un futuro próximo aspiran a convertirse en un electrodoméstico más con fines gastronómicos", explicó Vidal.

Además, aseguró: "Con esta nueva herramienta puedes diseñar elementos, volúmenes y texturas para dar una vuelta más a las diferentes propuestas y los platos que hacen grandes restaurantes".

Aunque todavía no están implantadas entre el consumidor final, Vidal observó algunas ventajas en el caso de alergias e intolerancias alimentarias.

"Cuando haya algo que se tenga que controlar mucho, como puede ser una alergia alimentaria o una intolerancia al gluten, puede ser útil. Puede ayudar a esquivar algún nutriente", afirmó.

Por otra parte, Vidal comentó que, aunque esta tecnología pueda ser útil para determinados grupos de personas, por el momento "no es accesible para todos" entre otras cosas por su precio, "que supera en muchos casos los 1.000 dólares".

Todas las impresoras 3D de comida funcionan de manera similar a una manga pastelera: van agregando capas y capas de comida y es habitual que se utilicen con ingredientes cremosos y no duros, como chocolate, crema de queso, pasta, helado, mermelada o mostaza.

A la hora de imprimir una pizza o una torta, hay que proveer la máquina de la materia prima, programarla y esperar a que prepare el plato, proceso que puede tardar desde cinco minutos hasta 20 o 30, dependiendo de la receta y la dificultad.

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