El uso de la “e” como lenguaje inclusivo

Desde hace tiempo, el uso y sistema de la lengua castellana ocupa un lugar en la discusión social, de lingüistas y grupos sociales. En esta nota resumimos un poco las tendencias. Animate a conocerlas para cuando quieras mostrarte a favor, en contra o desinteresado/a/e

CURIOSAS
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La lucha por la igualdad entre hombres y mujeres es un tema al que ya no escapa ninguna agenda política, es un movimiento de transformación político, económico y social que presenta preguntas y discusiones legítimas para todos los ámbitos sociales. Una de las preguntas que ha formulado esta lucha es por qué el género masculino se usa como genérico en la lengua española y castellana, es decir, por qué en numerosos casos y usos designa tanto al femenino como al masculino. La Academia Argentina de Letras es una de las instituciones que, por el trabajo de observatorio, discusiones y disposiciones de la lengua castellana en Argentina que realiza, expresó su opinión al respecto en un artículo titulado “La lengua en el centro de un debate social: el lenguaje inclusivo”.

Un ejemplo típico, dice el artículo, se refiere a las soluciones que se han propuesto para darle curso al lenguaje inclusivo, esto es el remplazo de las terminaciones de palabras en género masculino por la letra x (estamos todxs invitadxs), por el signo @ (estamos tod@s invitad@s), o por la letra e (estamos todes invitades). Por último, otra opción para la inclusión es el desdoblamiento (estamos todos y todas). Quienes consideran estos usos incorrectos por considerarlos innecesarios, agramaticales o, simplemente, porque argumentan que el genérico masculino se trata de una convencionalidad y uso que no confabulan con privilegios del género masculino por sobre el femenino, sino que se trata de una mera costumbre, pueden reflexionar sobre lo siguiente: el lenguaje es una de las principales herramientas para interpretar el mundo, para intervenirlo y/o modificarlo. De manera que, sostener estos argumentos no es otra cosa que reducir el fenómeno del lenguaje inclusivo a un mero comportamiento lingüístico de las poblaciones, cuando, en realidad, éste responde más a un fenómeno social y político que a una cuestión netamente gramatical.

Lo que hay que entender, continúa el artículo, es que estos usos —generalmente practicados en ámbitos y discursos públicos— responden a una práctica retórica con la que el hablante presenta una toma de posición al problema social y cultural de fondo: la lucha por la igualdad entre mujeres y hombres; antes que al intento de modificar el lenguaje en su estructura. Por ende, se trata, principalmente, de un recurso retórico. Por otra parte, exigir que la lengua se utilice en todos los ámbitos de manera inclusiva no parece ser la mejor opción, ya que “las ideas más transformadoras son siempre las que se adoptan voluntariamente, no las que son impuestas”. 

Al parecer, sea de una u otra manera, lo que hay que entender es que el lenguaje inclusivo se usa, principalmente en ámbitos y discursos públicos, que es un recurso retórico antes que la pretensión única y exclusiva de modificar el lenguaje en su estructura genérica, que es legítimo su uso porque atiende a una posición política e ideológica de quien habla, que no se puede imponer porque los casos en que se hace imposible su uso son frecuentes. En otras palabras, no podemos saber si en un futuro el lenguaje va a modificarse en este sentido, lo que sí podemos saber, por lo evidente del fenómeno, es que la propuesta de un lenguaje inclusivo resuena en distintos ámbitos sociales y académicos. Por último, y basados en esto último, en que se puede constatar que el lenguaje y su uso son herramientas claras de representación, intervención y modificación de la realidad en que vivimos.

Ojalá te haya servido el artículo. Un saludo a todos, a todas, a todes, a todxs y a tod@s.