según un estudio

¿Sabías que acariciar un robot peludo llena el vacío emocional que creó la pandemia?

Israel desarrolló un nuevo estudio donde se reveló que este tipo de dispositivos alivia los males que dejó la cuarentena y el aislamiento. ¡Mirá la nota completa!
jueves, 9 de julio de 2020 · 18:09

En la Universidad de Ben Gurión un nuevo estudio indica que la interacción con un robot peludo alivia la sensación de dolor e incrementa la de bienestar, algo particularmente relevante cuando la pandemia promueve el aislamiento y prohíbe tocar.

“Es interesante que los participantes de nuestro experimento expresaron alegría de haber participado, si bien les provocamos dolor”, dice la profesora Shelly Levy- Tzedek, directora del laboratorio de Cognición, Envejecimiento y Rehabilitación de la Universidad de Ben Guiron en el Neguev, en donde la doctora Nirit Geva sometía a los voluntarios a altas temperaturas en la piel para probar que, mientras acariciaban al robot, el dolor se experimentaba de manera menos intensa.

El estudio recién publicado es “un paso más en la dirección de aliviar el dolor de forma robotizada”, dijo Levy-Tzedek. Estos robots interactivos fueron pensados en principio para acompañar a ancianos en hogares y hospitales, pero que en estos meses de pandemia se ha demostrado que pueden hacer mucho más.

Lo que representa el tacto en nuestras emociones

El tacto humano tiene el potencial de hacer sentir menos dolor, pero es la primera vez que se lleva a cabo una investigación controlada con un robot interactivo y voluntarios sanos.

“Nuestra investigación sugiere que los robots sociales pueden aliviar la soledad y otros sentimientos negativos que se producen por la falta de interacción y tacto humanos”, dice la directora del laboratorio.

Casi 100 voluntarios se sometieron a diferentes grados de calor en el brazo junto al Paro, un robot social de fabricación japonesa que tiene el aspecto de una foca peluda, hace sonidos como el animal, mueve la cabeza y las aletas, y abre y cierra los ojos como respuesta al tacto o a la voz.

Lo prometedor de este estudio, según su autora, es que se abren nuevas posibilidades terapéuticas respecto al trato del dolor en adultos y que es muy significativo que la interación con Paro hiciera aumentar la percepción de felicidad en adultos saludables.

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