El objetivo inicial que se había propuesto para el Mundial de Clubes ya lo logró. San Lorenzo quería jugar la final. Quería estar el sábado 20 de diciembre frente al temible Real Madrid. Y así será. Pero cumplirlo le costó más que lo imaginado. El Auckland City pintaba como un rival accesible, casi como un trámite. Y finalmente no fue un cuco ni mucho menos pero lo puso en apuros.
En Marrakech las tribunas se vieron colmadas de hinchas cuervos, pero en Río Grande también hubo convocatoria por las redes sociales y un grupo de fanas se reunió en un quincho familiar en el barrio Camioneros, más precisamente en un domicilio ubicado en la calle San Lorenzo (¡!), para seguir las instancias del partido, también sufrieron pero finalmente festejaron. Prometen repetir el encuentro, choripaneada mediante, el próximo sábado para la final.