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La devaluación tendría gran impacto negativo en la producción y el empleo

La situación particular que el país está atravesando tiene implicancias económicas y laborales. ¿Qué ocurriría si se decidiera instrumentar una brusca devaluación?
martes, 10 de noviembre de 2015 · 17:41
Todos los días podemos ver y escuchar cómo los economistas del establishment usan un lenguaje críptico, a la distorsión argumental o a omisiones evidentes con el fin de impedir que sus auditorios determinen cuál es su verdadero pensamiento.

Se habla así de "unificación cambiaria" o de "levantar restricciones" como eufemismos para evitar la palabra devaluación, que es lo que realmente proponen.

Se dice a la vez que "el dólar oficial no le importa a nadie" o que los precios de la economía ya tienen incorporado el valor de un dólar ilegal.

Esto es falso. Y no hace falta ser economista para advertir la falacia. Sólo basta con tener sentido común. En los últimos doce meses se tramitaron por el mercado único y libre de cambios (MULC) aproximadamente 45.000 millones de dólares por pagos de importaciones. Y todo el comercio exterior se concreta a través de ese mercado único. Es la misma paridad cambiaria por la cual se demandan dólares para ahorrar o gastar en el exterior, sólo que en este caso se añade un pago a cuenta del Impuesto a las Ganancias que luego se reintegra.

¿Qué ocurriría entonces si se decidiera instrumentar una brusca devaluación?
En primer lugar, todos los bienes importados sentirían el impacto, porque hoy, como dijimos, ingresan a través del MULC.
 
Claramente, habría aumento de precios no sólo en bienes suntuarios como a veces presume el imaginario común cuando se habla de productos que provienen del exterior, sino en todos los que incluyen componentes importados. Más aún: se registrarían, como lo demuestra la historia argentina, incrementos preventivos vinculados con el grado de dolarización que exhibe la economía local.

En otras palabras, tendría lugar una fuerte transferencia de recursos desde los sectores de ingresos fijos y las franjas más vulnerables de la sociedad hacia los segmentos más concentrados, los grandes exportadores y las corporaciones posicionadas en divisas.
 
La experiencia histórica evidencia que una devaluación del 40% en la Argentina provoca de manera directa un incremento en los precios de entre el 20% y el 40%. No hace falta ser economista para advertir quién se perjudica y quién se beneficia con una medida de esta naturaleza. Es decir, la política cambiaria no es neutra. Hay decisiones que favorecen a sectores poderosos y otras que apuntan a preservar la estabilidad financiera y cambiaria con el fin de proteger la producción y el empleo.
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