Reconocimiento global a una revolución química con impacto ambiental
Nobel de Química 2025 premia a los creadores de estructuras metalorgánicas: científicos del CONICET celebran el galardón
Investigadores argentinos destacan el valor de los MOF, materiales porosos que permiten desde la captura de gases tóxicos hasta la purificación de agua. El premio reconoce décadas de innovación con aplicaciones concretas para enfrentar desafíos ambientales.La Real Academia Sueca de Ciencias otorgó el Premio Nobel de Química 2025 a Susumu Kitagawa (Japón), Richard Robson (Australia) y Omar M. Yaghi (Estados Unidos) por el desarrollo de las estructuras metalorgánicas (MOF), materiales cristalinos con cavidades nanométricas capaces de almacenar gases, catalizar reacciones químicas y purificar sustancias. Desde el CONICET, especialistas celebraron el reconocimiento como un hito largamente esperado por la comunidad científica.
“Es un premio súper justo”, afirmó el director del Instituto de Nanosistemas de la UNSAM, Galo Soler Illia; quien anotó que “los MOF revolucionaron la arquitectura molecular y tienen aplicaciones que ya están llegando al mercado”.
El investigador explicó que estos materiales funcionan como “LEGOS químicos”, con iones metálicos y moléculas orgánicas que se ensamblan para formar estructuras porosas con propiedades diseñables.
En Argentina, numerosos grupos científicos trabajan con MOF en áreas como la degradación de contaminantes, la detección de agrotóxicos y la captura de dióxido de carbono.
El investigador del CONICET en San Luis, Germán Gómez, destacó que “los MOF ofrecen una plataforma versátil para el desarrollo de sensores químicos y procesos de fotocatálisis”.
Gómez conoció a Yaghi en 2024, cuando recibió el título honoris causa en Córdoba, y valoró su compromiso con la aplicación práctica de estos materiales.
El origen de los MOF se remonta a 1989, cuando Robson combinó iones de cobre con moléculas orgánicas para formar cristales con cavidades. Kitagawa y Yaghi perfeccionaron el diseño entre 1992 y 2003, logrando estructuras estables y funcionales.
Hoy existen miles de variantes con usos potenciales en medicina, energía, medio ambiente y electrónica.
Para los investigadores argentinos, el Nobel no solo valida décadas de trabajo, sino que abre una nueva etapa de desarrollo y financiamiento.
“Este reconocimiento puede traducirse en beneficios concretos para la sociedad si logramos escalar su producción y uso”, concluyó Gómez.