CORONAVIRUS

¿El miedo es peligroso?

"Y como tantas veces en la historia, algunos están dispuestos a hacer lo que sea para eliminar el peligro. Incluso ceder parte de nuestras libertades o derechos. Y es lógico que así suceda, aunque no deseable"
jueves, 23 de abril de 2020 · 00:24

No hay dudas que el miedo es una respuesta natural frente un peligro presente o futuro, y como tal, activa nuestros mecanismos de supervivencia. Sentir miedo entonces no es malo, sino todo lo contrario, es una alarma necesaria e inevitable. Pero, ¿puede ser peligroso? Desde el punto de vista de la persona humana individual, se dice que el miedo es negativo cuando se transforma en una fobia que nos produce inmovilidad, aislamiento o incapacidad para razonar.

Desde el punto de vista social el miedo, también puede ser dañino para una comunidad. La historia nos enseña mucho sobre esto.

La República Romana vio su fin en el año 27 A.C. cuando se otorgó a Octaviano el título de Emperador César Augustus. Los romanos, cansados de las guerras civiles que causaban numerosas muertes, decidieron ceder parte de sus libertades e instituciones al emperador a fin de que este les garantice un orden que los liberaba de ese padecimiento.

Más cerca en tiempo y en espacio

En los albores de nuestra patria, ya librados de la corona española, las Provincias Unidas del Río de la Plata se enfrascaron en numerosos conflictos internos que desembocaron en guerras civiles que fueron desangrando la sociedad. En Buenos Aires, luego de un primer gobierno iniciado el 8 de diciembre de 1829, y pasado un breve interregno, fue elegido nuevamente Don Juan Manuel de Rosas por una mayoría aplastante (9.713 votos contra 7). La ciudadanía lo eligió en el convencimiento de que, a quien ya se conocía como el Restaurador por su anterior desempeño, reinstalaría el orden social, político y económico en la Provincia. Y para ello se le otorgaron facultades extraordinarias, cediéndose entonces algunas libertades civiles y políticas.

Y hay otras vivencias realmente trágicas para la humanidad, y bastante cercanas. Pensemos en el austrohúngaro Adolf Hitler, primero canciller (1933) y al año siguiente líder y canciller imperial, frente a un pueblo temeroso de la grave crisis económica y del comunismo, asumiendo el mando supremo del Estado germano.

Pues bien, en la actualidad la humanidad se siente amenazada por un peligro que percibimos como invisible, y omnipresente. La actual pandemia producida por el virus del coronavirus, nos da miedo, y no sabemos para donde o por donde huir (el mecanismo natural del hombre activado por el miedo es huir), y esto nos atemoriza aún más. No sabemos quién podría ser la próxima víctima ni por qué. Creemos poder prevenirlo, pero no estamos muy seguros de ello. Terminamos desconfiando de todo y de casi todos.

Y como tantas veces en la historia, algunos están dispuestos a hacer lo que sea para eliminar el peligro. Incluso ceder parte de nuestras libertades o derechos. Y es lógico que así suceda, aunque no deseable.

Y es en este punto, donde todos, y me refiero a los ciudadanos de cualquier país, debemos ser conscientes y estar prevenidos, no solo contra el virus sino contra la tentación de encontrar un “restaurador” del orden social y económico. La solución no pasa por un mayor control o por menos libertades, sino por una mayor conciencia y responsabilidad.

Ciertamente, es mucho más fácil imponer un orden por la fuerza que por la razón. Esto último requiere explicar, fundamentar, acordar, y en última instancia apelar a la razón humana. Pero existen ciertos límites que no se deberían nunca sobrepasar, so pena de perder nuestra libertad, y por ello, todos debemos estar atentos a ambos virus, esto es, al que ataca al cuerpo y al que ataca a la sociedad.

 

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