Símbolo del fracaso de la Educación Vial

Lomos de burro: ¿son la cura o el síntoma?

Como muchos lo habrán notado, la ciudad de Ushuaia se ha convertido en "la ciudad de los lomos de burro". Muchos lo aconsejan, algunos lo piden o exigen, y otros se lo adjudican como grandes obras ingenieriles que vinieron para solucionar la falta de seguridad vial
martes, 26 de julio de 2016 · 19:26

Lo cierto es que son pocos los beneficios que proporciona un lomo de burro o reductor de velocidad, ya que un reductor muchas veces es más un síntoma de la enfermedad que la cura.

 

El tema es bastante complejo de explicar, ya que no contamos con una correcta educación vial a nuestros chicos y jóvenes, y existe desinformación importante entre los adultos que componen nuestra sociedad; lo que hace que el problema sea más difícil de tratar hoy en día, donde todo el mundo discute y opina porque tiene el derecho de hacerlo, aunque no tenga la autoridad.

 

Estamos rodeados de improvisados. No hace mucho leí un artículo de un arquitecto opinando sobre "seguridad vial y movilidad sustentable”. "Zapatero a su zapato" decía mi madre ¿o quizás estaré yo equivocado y deba opinar también de botánica?

 

Volviendo al tema central, hace poco tiempo atrás un vecino de nuestra ciudad le ganó a la Municipalidad de Ushuaia un juicio civil porque, debido a la mala señalización y el improvisado diseño del lomo de burro ubicado en Alem y Onas, esta persona había sufrido daños importantes en su automóvil.

 

El conocido "Lomo de Burro" no se encuentra correctamente reglamentado en nuestra ciudad ni en nuestro País en general; por lo cual, cada quien lo construye como quiere y en base al sentido común del trabajador de Servicios Públicos o de la empresa contratista.

 

Es así que podemos encontrar estos elementos de diferentes formas y tamaños dependiendo del presupuesto o criterio del funcionario de turno, cosa que atenta contra toda lógica de la seguridad vial y de la fluidez necesaria del tránsito de cualquier ciudad.

 

Antes de instalar un dispositivo de este tipo se debe considerar si lo que se desea es un "Paso Peatonal Elevado", que es un elemento muy útil para cruces en zonas de mucho tránsito peatonal, o un simple "Reductor de Velocidad", que solo cumple la función de hacer descender la velocidad de circulación del tránsito en general.

 

Para poder definir qué elemento colocar se debe hacer un estudio previo para considerar varias cuestiones técnicas, como capacidad y nivel servicio de la vía, oferta y demanda del tránsito, iluminación, señalización, entre otras; y si no hay un método menos agresivo para dar solución al problema, lo cual lleva a una serie de estudios previos que solo un especialista en seguridad vial puede realizar.

 

El mal llamado "Lomo de Burro", cuando es correctamente construido para el cruce peatonal, debe cumplir con ciertas dimensiones y es una excelente medida a implementar al igual que una "esquina elevada", como las que se pueden observar en el Barrio de Palermo de la Ciudad de Buenos Aires, ya que permiten el cruce seguro de peatones, con buena visibilidad y una verdadera disminución de la velocidad de los vehículos, haciendo que el usuario circule con seguridad y comodidad.

 

Mientras que un simple "reductor de velocidad", ya sea de plástico, hormigón o cualquier otro material, solo intenta hacer disminuir la velocidad de los vehículos de manera abrupta y violenta, lo cual puede resultar altamente peligroso para un conductor distraído y puede producir daños sobre los rodados en general.

 

Saliendo un poco de lo técnico y a modo personal, considero que si necesitamos golpear el vehículo de una persona con un reductor para que disminuya la velocidad, las Políticas de Seguridad Vial y la Educación han fracasado, ya que estamos acudiendo al instinto de conservación del ser humano, y no a su raciocinio y valoración por la vida. ¿A quién se le ocurriría ir a exceso de velocidad frente a una escuela o jardín por donde circulan nuestros niños?

 

Entonces, cuando pedimos un "lomo de burro" como mejor opción ante la inseguridad vial, lo que estamos haciendo es darnos por vencidos, asumiendo que no vamos a educar ni a prevenir más, que fracasamos y que el hombre no es capaz de comprender que debe circular despacio por una zona de escolares, hospitales o zonas residenciales, ya que nos da lo mismo la vida del otro.

 

Los invito a repensar, quizás si invertimos más en Educación, Prevención y Control, ganaremos vida y evitaremos demandas, reclamos y gastos en reparación de reductores de velocidad.

 

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