CONTROLES DE TRÁNSITO

Cuando el criterio es no tener criterio

lunes, 11 de junio de 2018 · 22:15

El pasado 9 de junio de 2018, tal como suele ocurrir en esta época del año en nuestra Provincia, un camión con carga se despistó en la Ruta Nacional N° 3, cerca de la localidad de Tolhuin, quedando a la vera del camino, pero sin interrumpir el tránsito.

Desde luego, puede hacerse las hipótesis de siempre sobre el motivo del infortunio: que el vehículo no se encontraba en condiciones, que el camino no estaba en condiciones adecuadas, o que simplemente fue un error humano; pero ciertamente es un tema sobre el que no nos compete opinar ya que desconocemos los pormenores del suceso.

Hasta aquí un hecho si se quiere normal y habitual para todos los habitantes de nuestra Provincia.

Sobre lo que sí podemos opinar, es sobre la actuación ulterior que se originó para rescatar el vehículo y su carga ya que, como suele suceder en muchas otras circunstancias, hubo una evidente despreocupación por el resto de los usuarios de la ruta.
Esto fue así, porque el siguiente día (domingo 10, a partir de las 18.20) se cortó el tránsito en esa vía. La causa: la necesidad de retirar la carga que había quedado tirada al costado del camino, a cuyos efectos se utilizaron varias máquinas en la tarea. Como es lógico, para que se trabajara con comodidad y seguridad, se cerró el tránsito.
No hace falta ser muy sagaz, para imaginarse la cantidad de autos que se acumularon en pocos minutos, de un lado y otro del camino, por cuanto todos sabemos que precisamente los domingos por la tarde, al caer la noche, es cuando más tráfico circula por nuestra ruta.
Obviamente esto generó el enojo de los usuarios, pero más allá de la molestia derivada de retornar tardíamente al lugar de origen de cada uno, se incrementó innecesariamente el riesgo de lo que debiera ser un plácido regreso.
En efecto, no solo la importante acumulación de tráfico acrecentó aquél riesgo, sino también el frenarlo totalmente en momentos en que la temperatura estaba bajando a niveles que auguraban una fuerte escarcha (cero grados) y cuando la luz natural menguaba rápidamente.

Y entonces la pregunta surge sola: ¿quién dispuso que una tarea que podía realizarse unas pocas horas antes o después, se hiciera justo en el momento de mayor tráfico?, ¿cuál fue el fundamento que motivó dicha decisión?, ¿qué autoridad controló esta decisión? Y, en definitiva, qué criterio se usó en todo esto.

No podrá decirse que había riesgo de contaminación o de daño ambiental (la carga estuvo tirada en el lugar más de 24 horas), o que la misma se deteriora en demasía (una horas más, o menos, no cambiaban nada), o que era mejor hacer el rescate en esa hora por no sé que razón extraña (ya estaba oscuro).

Es decir, no hay ninguna razón lógica que nos permita aventurar que motivación pudo existir, más allá de que se dio así, y punto; es decir, que nunca se tuvo en cuenta al usuario y que no existió ningún criterio para actuar de esta forma.

Esperemos que esta situación no se repita, y que las autoridades correspondientes, en aras de hacer nuestras rutas más seguras, establezcan criterios o protocolos de actuación que favorezcan la fluidez y seguridad en el tránsito, por ejemplo fijando que este tipo de tareas se hagan en horarios o días de baja circulación.

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