DETENCIÓN DEL MECÁNICO RUBÉN RODOLFO RECALDE

Las pruebas de la Policía Científica fueguina complican al asesino serial de Junín

Nuevamente destacaron la labor de la Policía Científica de Tierra del Fuego en el caso de la detención de Rubén Rodolfo Recalde, acusado de ser el autor de por lo menos dos homicidios. El aporte de la base de datos sobre calzados que posee la institución policial fueguina en la ciudad de Río Grande, fue un factor clave en la investigación por esclarecer uno de los dos crímenes imputados. Todo ello derivó en la detención del mecánico Recalde que ahora está complicado en dos asesinatos.
miércoles, 24 de junio de 2015 · 17:38

Según relata el Diario La Verdad a través del periodista especializado Gabriel Forte, las pistas comenzaron a vincularse cuando las hipótesis sobre la cercanía del asesino con Paola Tomé se disipaban. Al desempolvar viejas causas, con mecanismos similares al sucedido el 16 de enero de 2014 en el local de General Paz, se toparon con el nombre de Rubén Recalde, un mecánico con antecedentes en crímenes sexuales y delitos violentos. Además, dieron con una víctima anterior y su relato hizo que todos los caminos conduzcan al hombre, que en aquel momento tenía 53 años. Todo indicaba que Recalde era el autor de un crimen ocurrido un año antes y que se había estancado en callejones sin salida.

Sandra Colo había sido asesinada en el pelotero "Abracadabra” en el barrio Pueblo Nuevo. El mecanismo había sido casi calcado. En los dos casos el mecánico actuó apasionadamente, como lo describieron los peritos. Pasión que se tradujo en el tiempo empleado para cometer los hechos, en el empeño demostrado y en el "disfrute” de concluirlos.

Ayer, después de más de un año del hecho que terminó esclareciendo dos (aunque aún reste la decisión de la justicia), comenzó el juicio oral y público contra el hombre, que hace pocos días cumplió 54 años y que llegó al proceso detenido. Su rostro, que no mostró emociones durante la larga jornada, quedará grabado en los registros criminales de la ciudad.

Si finalmente la justicia lo halla culpable, estaremos en presencia del primer asesino serial probado de la historia juninense.


Relatos familiares


Poco después de las 10:30, el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 1, integrado por los jueces Karina Piegari, Miguel Angel Vilaseca y Esteban Melilli, dio inicio a la primera jornada del juicio contra Rubén Recalde. La audiencia, celebrada en el sexto piso del palacio de tribunales, recogió en un principio el relato de los familiares de las dos víctimas.

Junto a la fiscal Vanina Lizaso, estuvieron los abogados de las familias: Carlos Torrens (Tomé) y Darío De Ciervo (Colo). Recalde se sentó junto al defensor oficial, Silvio Acerbo.

Paola Tomé hacía solo algunos años que vivía en Junín, era analista de sistemas y trabajaba a la distancia para una empresa del norte argentino. Además, tenía el local de venta de ropa para niños "Rowena”. Le gustaba la vida al aire libre; compartía los amigos con su hermana Lucrecia y, además, era muy responsable con los horarios laborales, y una obsesiva de la limpieza.

Estos datos no son menores. La mujer jamás había dormido fuera de su casa desde que había vuelto a vivir a Junín. Por tal motivo, que no haya regresado aquel jueves 16 fue un indicio de que algo malo había sucedido, según contó su hermana.

Fue ella quien la fue a buscar y la encontró sin vida en la segunda planta del local, un pequeño espacio utilizado como depósito. Paola tenía los pantalones bajos, un repasador dentro de la boca y un pañuelo negro apretado al cuello.

Lo mismo contó Claudia Saavedra, amiga de ambas, y quien acompañó a Lucrecia ese viernes 17.

Los pequeños detalles fueron determinantes para esclarecer el crimen. El autor solo se llevó unos $400 en monedas, y dejó una notebook y otros elementos de valor. Actuó con mucha saña, intentó abusarla y dejó en el lugar dos pistas esclarecedoras y definitivas: una prueba de su perfil genético en el marco de la puerta del baño y las huellas de sus zapatillas (clave) en el mismo espacio.

Esas pistas fueron desvaneciendo el móvil de robo, y comenzaron a surgir hipótesis sobre la vinculación en el hecho de personas cercanas a la víctima.

Según relató el comisario Cristina Caggiano, de la DDI Junín, se hizo imperante buscar nuevos caminos en la investigación. Ahí comenzaron a brotar, llevados por el trabajo de la fiscal Vanina Lisazo, similitudes con otros dos casos: Sandra Colo (asesinada) y otra joven que había sido víctima de Recalde unos años antes en un local que estaba a menos de 50 metros de Rowena.

Así las cosas, los caminos comenzaron a conducir a Recalde. En los allanamientos realizados en su auto y en su casa, se incautaron elementos clave: un kit "especial” -según Caggiano- que consistía en guantes, sogas, un cuchillo, viagra y preservativos. También se encontró un monedero con una pulsera de mujer.

En la vivienda, en tanto, hallaron las zapatillas buscadas, unas Topper Ultratech número 42, a las que habían llegado gracias a la base de datos de la justicia de Tierra del Fuego, tras las muestras tomadas en la escena del caso Tomé.

Finalmente, fue el turno del perfil genético. La muestra tomada al imputado coincidió con la hallada en ambos casos y terminó revelando el misterio.

 

Dos casos unidos por su atrocidad

 

Juan Domingo Colo, padre de una de las víctimas, presintió que algo andaba mal cuando fue a buscar a su hija al trabajo. La puerta estaba cerrada y la moto de Sandra estaba estacionada en la vereda. Ante esto, se dirigió a la casa del dueño del pelotero para pedir una llave.

"Entré corriendo al local, fui hasta el salón principal, no la vi. Cuando volví hasta la recepción la veo tirada en la cocina. Presentí que algo malo había pasado”, dijo ayer Colo.

Sandra presentaba el rostro totalmente desfigurado como consecuencia de los golpes recibidos.

"Llamé a mi señora y le dije que venga porque habían matado a Sandra”, recordó. A partir de allí, todo fue confusión y shock. Antes había intentado revivir a su hija, aflojando las cuerdas que tenía en el cuello, pero ya era tarde.

La violencia empleada para matar a Sandra fue relatada también por la médico forense Mirta Mollo: "en el cuello tenía tres vueltas de una soga de nylon, que lo comprimieron con mucha fuerza”.

La víctima tenía la cara destrozada, y su cuerpo mostraba signos de haber luchado con el homicida. La única lesión lacerante fuera del rostro o del cuello, estaba en unas de sus manos, un síntoma de que se resistió al ataque hasta último momento. Además de la asfixia, tenía el hígado reventado, producto de la presión que el asesino hizo sobre su cuerpo.

Tanto Colo como Tomé presentaban múltiples contusiones producto de los golpes, presumiblemente de puño, que el asesino empleó. Además, los dos casos se condicen, según los peritos, con un ataque sexual previo.

 

El difícil arte de explicar genética

 

Eliana Francisco, licenciada en genética y perito, tuvo una ardua tarea a la hora de explicar cómo se llegó a las coincidencias en los ADN de las escenas de los crímenes y las tomadas después al acusado. Muchas miradas se cruzaron ayer y se preguntaron qué pasará cuando una situación similar tenga que ser expuesto ante un jurado popular.

 

La especialista explicó que en ambas escenas solo se recogieron dos muestras en las que había ADN completo, distinto a las de las víctimas. En el caso Colo, estaba en una mancha de sangre sobre una pared del pelotero; en el asesinato de Tomé la muestra estaba sobre el marco de una puerta, donde había rastros de piel.

 

Dichas muestras terminaron coincidiendo con las obtenidas de Recalde tras su detención, cerrando para los investigadores el lazo de unión entre los hechos, y arrojando luz, sobretodo, en el crimen de Sandra Colo, que se había estancado.

 

El problema surgió ayer cuando la especialista debió explicar otras muestras recogidas en el pelotero donde había dos ADN, que no presentaban pureza para el análisis final, aunque para la perito no había dudas (por el alto grado porcentual) que eran de la misma persona.

Comentarios