Fallo histórico

Primera condena en Tierra del Fuego por trata de personas con fines de explotación laboral

La Justicia Federal provincial condenó a 8 años de prisión al dueño de la Estancia San Justo, un hombre chileno de 68 años, por el delito de trata de personas con fines de explotación laboral.
viernes, 12 de agosto de 2022 · 16:40

La Justicia Federal de Tierra del Fuego condenó esta semana a ocho años de prisión al dueño de una estancia, acusado de explotar laboralmente a un peón, en lo que se considera la primera sentencia por el delito de trata de personas con fines de explotación laboral.

La condena dictada por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de la provincia recayó sobre José Onofre Villarroel Soto, de 68 años, un empresario de nacionalidad chilena con domicilio en Río Grande y dueño de la Estancia San Justo, ubicada 80 kilómetros al norte de esa ciudad fueguina.

Los investigadores dieron por demostrado que Villarroel Soto captó a un hombre joven en situación de vulnerabilidad social y con una discapacidad congénita que le impide el movimiento de una de sus manos, lo trasladó desde el municipio de Tolhuin hasta el casco de la estancia y lo sometió a condiciones de explotación.

La víctima permaneció en esa situación desde febrero de 2019 hasta diciembre del mismo año, en que fue rescatado por personal de la Policía Rural de Tierra del Fuego.

El joven relató que vivía en Tolhuin desde hacía 20 años y que no conseguía empleo fijo por su discapacidad y escasa instrucción, mientras que el dueño de la estancia le prometió pagarle "$20 mil por mes", además de alojamiento y comida.

Sin embargo, al llegar al lugar lo alojaron en una cabaña sin calefacción, ni agua ni baño, y el empresario le advirtió que el sueldo sería de $15 mil mensuales por el trabajo de alambrar y realizar recorridas periódicas por el campo.

Según el peón, fue obligado a no relacionarse con los residentes de complejos aledaños, y le exigieron la entrega de su documento de identidad para "supuestamente tramitar un seguro de vida".

Además, al momento del primer cobro de salario, el dueño de la estancia le dijo al peón que no podía pagarle porque "su hijo manejaba las cuentas y estaba de viaje".

Mientras tanto, el hombre trabajaba "con climas extremos, y a veces sin descansos ni francos", mientras que, cuando salía de la estancia, era con el acompañamiento de su tratante.

La Justicia demostró que el peón no estaba registrado como trabajador formal, y que al momento en que lo rescataron se encontraba "en estado de abandono, falto de higiene y con su ropa sucia".

A su vez, miembros del Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata, expusieron en un informe que el peón cumplía "extensas jornadas laborales de entre doce y catorce horas diarias, de lunes a domingo -bajo condiciones climáticas muchas veces adversas debido al frío y el viento-, excediendo ampliamente lo establecido en las normativas laborales vigentes y por lo tanto no permitiéndole acceder a espacios de ocio o descanso".

También se encontraba "sin medios para comunicarse con alguna persona", sin percibir salario y sin identificación personal.

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