TERAPIAS ALTERNATIVAS

Musicoterapia para mejorar la comunicación de chicos con cáncer

La música es una excelente herramienta de estímulo y comunicación entre los chicos con dificultades.
miércoles, 20 de agosto de 2014 · 18:56
La terapia llevada a cabo a través de la música ayuda a los chicos que se someten a tratamientos oncológicos a comunicarse con ellos mismos y con el resto, además de trabajar la creatividad, la construcción, la creación y la recreación.

Así lo afirma la musicoterapeuta de la Unidad de Hematología y Oncología Pediátrica (UHOP) de HM Montepríncipe, Camino Bengoechea,que define esta actividad "como el uso de la música en una relación terapéutica para que la persona encuentre una manera mejor de comunicarse consigo mismo y con el otro, obteniendo de esta manera bienestar físico y emocional".

Por sto, el principal objetivo de esta terapia alternativa a parte de curar al niño es que este llegue a ser un adulto sano desde el punto de vista físico, psíquico, social y espiritual y para ello es imprescindible integrar la enfermedad en la vida normal del joven y su familia.

Por su parte, la directora de UHOP del hospital Montepríncipe, la doctora López-Ibor afirma que "hay que entender que el niño es un niño y no un cáncer y que su vida normal debe continuar. Por eso los niños siguen yendo al colegio y por eso los niños hacen música y crean música".

La musicoterapia en ocasiones favorece la comunicación con otros a través de técnicas de improvisación musical, cantar, componer, crear cuentos musicales, hacer películas o componer bandas sonoras, y en otras, tiene que ver con la intimidad y la comunicación con uno mismo con las inquietudes, deseos, creencias y vivencias.

De esta manera la música se convierte en una herramienta principal para su rehabilitación que va desde sus necesidades físicas hasta la necesidad de ofrecerles una manera de comunicarse cuando faltan las palabras porque no es posible hablar.

En la UHOP se trabaja con chicos de 0 a 18 años y últimamente con adultos jóvenes entre 18 y 21 años. "Trabajamos con todos los tipos de tumores que afectan a la infancia y adolescencia y eso supone en muchas ocasiones enfrentarse a niños con tumores cerebrales que como consecuencia de su tumor o de las secuelas del tratamiento, sufren un daño neurológico severo", explica Camino Bengoechea.
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