En la actualidad, existen en todo el mundo "retiros", donde las personas se sumergen durante un fin de semana guiados por algún gurú en el consumo de sustancias psicotrópicas, bajo el paradigma de conocerse a uno mismo o aceptar realidades alternativas, pero detrás de esa máscara de "espiritualidad" y "apertura de percepciones" ponen el peligro su vida.
Según estadísticas del Sedronar el consumo de alucinógenos en el país comienza a los 15,4 años en promedio. Si bien el LSD no es una de las drogas ilegales más utilizadas –se encuentra por debajo de la marihuana, cocaína y éxtasis– su nivel de consumo es similar a otro flagelo: el paco. Mientras la pasta base es consumida por el 1,6% de la población, los alucinógenos, por el 1,7%. En menores de 15 años hay un 0,5% de nivel consumo, entre los de 15 y 16 años, un 1,7% y luego de los 17, el índice se multiplica: 3,8%.
¿Qué es un alucinógeno?
Es una droga que provoca trastornos cerebrales, cambia el proceso de razonamiento, el estado de ánimo y la percepción de una persona. La palabra deriva del latín "alucinare", que significa "vagar mentalmente, hablar sin decir nada, parlotear". Una sola dosis de estas drogas hace percibir a las personas una experiencia que ellas creen real, pero no lo es. También producen cambios en la percepción, el pensamiento y las emociones, llegando a casos drásticos de pánico, psicosis y paranoia con daños irreversibles.
La experiencia con alucinógenos tiene una gran cantidad de variaciones peligrosas, inclusive para una misma persona en diferentes ocasiones. Una de las más comunes es la sensación de separación del cuerpo. Algunos consumidores tienen fuertes sensaciones místicas o religiosas. Los efectos pueden durar minutos (con DMT) a horas (con dietilamida de ácido lisérgico o LSD), alterando el metabolismos.
Cómo afecta al cerebro
No existe una sola manera de describir los efectos nocivos de estas drogas, ya que dependen de varios factores, como la concentración de la sustancia, cómo se toma, las expectativas del consumidor y la experiencia previa, si la toma o no con asiduidad. Aunque de cualquier manera deteriora fundamentalmente el sistema nervioso central.
Existen síntomas comunes con respecto al "viaje": náuseas, nerviosismo, agitación al respirar, ascenso de la presión sanguínea y del ritmo cardíaco. Luego llega el momento donde se distorsiona la realidad, prevalecen los efectos visuales, con distorsión de profundidad, objetos que se ven más chicos o más grandes.