CALIDAD DE VIDA

Es posible reducir un 20% el riesgo de mortalidad al caminar más rápido

El mayor beneficio de volver a usar las piernas es cardiovascular y a partir de los 50.
sábado, 27 de octubre de 2018 · 00:00

Las enfermedades cardiovasculares que incluyen infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca y accidentes cerebro vascular, constituyen la primera causa de muerte y discapacidad entre las mujeres.

En los últimos años, una de las causas que agregó factores de peligro son los altos niveles de sedentarismo. Una gran parte de la población mundial vive sentada y está pagando las consecuencias.

La más sofisticada medicina, que lucha contra tumores y virus, no logra rebatir el impacto de los cuerpos continuamente parados, sentados, serenos. Un contundente sedentarismo que trastoca los mecanismos metabólicos que permiten que las cosas vayan normalmente bien.

Por eso la medicina promueve la actividad física más sustancial: caminar, volver a usar las piernas. Y analiza desde hace tiempo su impacto positivo en la salud de la población para que cada cual sea consciente de su responsabilidad. En una revista de referencia para la medicina deportiva, la British Journal of Sports Medicine, se acaban de propagar los resultados de analizar la actividad física de 50.000 personas entre 1994 y el 2008 y su relación con la mortalidad en general, y más en concreto con las muertes cardiovasculares o por cáncer.

Compararon que era múltiple entre quienes caminaban despacio, con ritmo moderado o rápido. Y sí. Vieron que las utilidades se incrementaban a paso acelerado. La mortalidad por todas las razones disminuye entre el 20% y el 24% si se sube el ritmo. Y en concreto, la mortalidad por afecciones cardiovasculares (un tercio de las muertes) entre el 21% y el 24%. Para los que fallecen por cáncer, no se encontraron tantas diferencias, no obstante los científicos creen que hay que afinar la búsqueda y quizá entonces detecten más utilidades.

Tampoco hay grandes diferencias entre ir moderadamente rápido y muy rápido. Posiblemente porque los que caminan con más vehemencia están más en forma y ya estaban protegidos por su hábito. Los beneficios en menor mortalidad son evidentes a partir de los 50 años. Por debajo de esa edad el impacto es más dudoso.

Los mecanismos metabólicos actúan sobre el colesterol, el azúcar y la inflamación. “en otras palabras, el ritmo de la caminata puede ser un indicador de menor riesgo de mortalidad o un factor causal. O ambos”.

Pero vistos los resultados de su investigación y ya que caminar se considera hoy “una piedra angular para la salud pública”, sería interesante sugerir a la población subir el ritmo del paseo cuando no es fácil prolongar su duración o la frecuencia.

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