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El cambio climático y el brote de Zika van de la mano

El cambio climático podría ser uno de los factores determinantes en el actual brote de zika que se desató en amplias zonas de América Latina.
viernes, 19 de febrero de 2016 · 13:00
El cambio climático podría ser uno de los factores determinantes en el actual brote de zika que se declaró en amplias zonas de América Latina.
 
Desde el pasado 1 de febrero, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la emergencia internacional ante la extensión del virus, y son muchos los equipos científicos que están buscando las causas por las que una enfermedad como esta, transmitida por mosquitos y conocida desde hace décadas pero hasta ahora inocua, se transofrmó en una plaga tan peligrosa. 

La OMS reunió a comienzos de mes a un comité de emergencia para discutir sobre el alcance de la pandemia, que predijo que el virus puede llegar a afectar a entre tres y cuatro millones de personas.
 
El zika está detrás de la alarma desatada en Brasil desde octubre de 2015, tras detectar un significativo aumento de casos de microcefalia, una enfermedad en la que los recién nacidos muestran una cabeza y cerebro anormalmente pequeñas. Desde entonces, ya se confirmaron 270 casos, y hay sospechas de otros 3.448, frente a los 147 de 2014. 

El virólogo israelí Leslie Lobel es uno de los científicos pioneros en la investigación de arbovirus como el zika, quien se pregunta "por qué, después de más de 60 años, ha empezado a cambiar la patología de este virus y a extenderse”. El virus del zika apareció en Uganda en 1947, "pero siempre tuvo una patología muy benigna y nadie se interesó por investigar en profundidad el arbovirus”, según explica Lobel, que cuenta con un laboratorio junto al bosque Zika de Uganda, donde también investigan sobre el ébola.

Lobel se muestra de acuerdo con las teorías que relacionan al cambio climático con el brote de zika. Estima que es un factor en la aparición de la pandemia. "Los virus transmitidos por insectos se ven muy afectados por el calentamiento global. El territorio de los insectos se expande al tiempo que el clima es cada vez más cálido”. 

El Niño: sequías y más calor
El estudio más exhaustivo sobre esta relación procede de la Universidad de Haifa, en Israel, y el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades.
 
Establecen una conexión directa entre el fenómeno de El Niño y el brote de esta enfermedad. Esta investigación destaca que la expansión del virus no se debe a fuertes lluvias y tormentas, sino a todo lo contrario: persistentes sequías y más calor de lo habitual. "Hay varios estudios de hace unos años que ya muestran que en estas zonas, en épocas de sequía persistente, hay un incremento del almacenamiento de agua en las casas", apunta Shlomit Paz, del departamento de Geografía y Estudios Medioambientales de la Universidad de Haifa. Estos depósitos "crean un hábitat muy adecuado para los mosquitos", además de estar muy cerca de las viviendas. 

"Los datos arrojan una fuerte correlación entre las condiciones climáticas extremas en combinación con una gran sequía y la aparición del zika en la misma zona semanas después", añade Paz. En los últimos meses se registraron altas temperaturas en el noreste de Brasil, con registros jamás alcanzados en la región hasta ahora. 

Para Lobel, la gran cuestión es averiguar si tanto el cambio climático como la extensión del virus lejos de Uganda han provocado cambios en su patología, hasta convertirse en una gran amenaza para la salud humana.
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