NOTA DE OPINIÓN

Contaminación, la que no vemos

Nuevamente Julio Lovece, Presidente de Ushuaia XXI, nos invita a reflexionar sobre la calidad de ciudad que estamos teniendo.
jueves, 18 de diciembre de 2014 · 16:44

La contaminación más visible es la que menos se ve. Vivimos tan acostumbrados a ella, que ya no la vemos. Sin embargo va erosionando, lenta y paulatinamente, a uno de los recursos más importantes del que disponemos en Ushuaia, el paisaje natural y urbano. Malogrando la calidad de un producto que ofrecemos al mundo entero y por el que millones de visitantes potenciales, están dispuestos a pagar miles de dólares, solamente para conocerlo.


Cables, postes de energía, de iluminación, de teléfono, antenas, publicidad estática, afiches, grafitis, luces de neón, pantallas gigantes difundiendo imágenes que a pocos les interesa y que agreden la visual, compiten con el paisaje, lastimándolo irremediablemente. El espacio público es un ámbito de trabajo dentro del que, organismos públicos y empresas privadas, hacen lo que les viene en ganas. Realizan su tarea, divorciándola de las demás y se apropian de la escenografía colectiva, de un recurso natural y cultural que pertenece a todos y que compartimos rutinariamente.


La ciudad es de todos para el usufructo, pero de nadie para la responsabilidad. Un perfecto caldo de cultivo que multiplica y retroalimenta la "contaminación visual".


"La contaminación visual es un tipo de contaminación generada por determinados elementos que afectan o perturban la visualización de un sitio o rompen la estética de una zona o paisaje, y que puede incluso llegar a afectar a la salud de los individuos o el ambiente del sector donde se produce. Se trata del abuso de ciertos objetos que alteran la estética, la imagen del paisaje tanto natural como urbano, y que generan, a menudo, una sobre estimulación visual agresiva, invasiva y simultánea."


Este desorden urbano, además de afectar nuestra vida, con una sobrecarga informativa innecesaria, obstaculizando la visión, desvaloriza además al paisaje, perjudica económicamente al turismo y vulgariza el destino. Paradójicamente aceptamos esta realidad como a algo inevitable y hasta lo calificamos de desarrollo.
La publicidad, por ejemplo, invade espacios comunes, excediéndose del lugar en que se instala, adueñándose del paisaje y de la visión del sujeto, generando un impacto que distrae, genera accidentes, contamina visualmente y estandariza el paisaje, ya que puede ser la misma que hallemos en cualquier otra parte del país o del mundo.
Diferentes instituciones y organismos de carácter público y privado, generan y multiplican esa contaminación, perjudicando a otros sectores y a vecinos, quienes deben sacrificar lo escénico, estético o ambiental, para disponer de un servicio de energía, cable o teléfono.


La muletilla más utilizada en cada ocasión en que se le solicita, por ejemplo, la posibilidad de soterrar los cables, es el de los "mayores costos". Un argumento absurdo y que pone de manifiesto, la anarquía e individualismo con el que se trabaja.


Si estos servicios, se planificaran e instalaran en forma conjunta con otros, los costos disminuirían notablemente. Sucede que estos organismos, sienten individualmente, que son dueños de la ciudad y que su actividad es exclusivamente trascendente y que nada los debe limitar ni tampoco, condicionar. Otra explicación es que el interés, a la hora de cotizar individualmente sus obras, esté pensado en beneficiar a las empresas y no colectivamente a la gente.


A las autoridades y técnicos que recurren al rebuscado argumento de "los mayores costos", deberíamos recordarles que, en estos días, la Municipalidad de Ushuaia ha inaugurado una obra en la calle San Martín en la que, sólo soterrar los servicios y disimular la contaminación visual de TRES CUADRAS , nos ha costado a los ciudadanos de esta ciudad, 22 millones de pesos, aunque algunos afirman que mucho más.
Pero, vamos a detenernos finalmente, en este trabajo tan altamente promocionado por el Ejecutivo Municipal y su gabinete.


Haber destinado una millonaria suma del presupuesto municipal, para el ordenamiento estético y soterramiento de cables, en tres cuadras de la San Martín, genera un poquito de escozor. Claro que se ve muy bonito y en otro contexto, resultaría indiscutible, pero no dentro de la realidad que nos muestran diferentes barrios, incluso circuitos turísticos, de Ushuaia.


Claro que algunos afirmarán vehementemente, "por algún lado deberíamos comenzar", es verdad. Vamos a ahorrarnos algunas suspicacias que los lectores ya conocen o imaginan. Nos preguntamos solamente: Si tanto le preocupa al Sr. Intendente la contaminación visual, porqué no generar un ordenamiento estético en todo el casco histórico de la ciudad, terrenos baldíos, llenos de flores, veredas en impecable estado, ordenamiento de marquesinas comerciales, señalización urbana y atractivos turísticos, escaleras públicas, barandas en veredas con gran declive, una nueva legislación para la publicidad estática e, incluso, para los cables, en este caso comenzando por las nuevas urbanizaciones en las que no hay que romper asfalto ni veredas, por lo tanto, no demandarán varios millones por cuadra. No podrá decir el Sr. Intendente que no tiene quórum en el Concejo Deliberante para acordar un proyecto que otorgue marco legal a estas propuestas.


Claro que no he olvidado, el evento invernal de trascendencia mundial, las obligaciones y esta escenografía de la que algunos estarán orgullosos, mientras que otros deberán resignadamente continuar conviviendo con su cotidiana contaminación visual y de la otra.

Julio César Lovece-

Fundación Ushuaia XXI 

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