RÍO GRANDE

El ejemplo de “La Testaruda”

Matilde Martínez es una vecina del barrio Chacra XI en Río Grande, quien a fuerza de voluntad y trabajo sostiene varios emprendimientos productivos. Montó un invernadero, se dedica a la lombricultura y también teje y vende sus productos en las ferias de artesanos y emprendedores locales. La conocen como “la Testaruda” y suele afirmar que “no hay peor fracaso que no hacer el intento”.
miércoles, 17 de diciembre de 2014 · 10:43
Matilde "Testaruda” Martínez cumplió hace poco uno de sus tantos sueños y proyectos, esos que la llevan a tener una fuerza de voluntad que parece inagotable. "Con el apoyo del INTA, la gestión de la senadora Rosana Bertone y el acompañamiento de la Municipalidad”, cuenta que pudo poner en funcionamiento un invernadero en su casa de la calle Chorlo Ceniciento, donde ya tiene las primeras cosechas de distintas especies.

Matilde dice que fue Susana Areci, del INTA, quien la inscribió entre los postulantes para obtener los materiales que luego se transformaron, gracias al trabajo de sus hijos Claudio y José Eduardo, en el invernadero que se puede observar en la parte delantera de la casa donde vive. 

Fue la segunda persona en radicarse en Chacra XI, cuando el barrio recién nacía y "no había nada, ni gas, ni colectivos y tenía una sola vecina”, relata, contando que fue también "la primera en colocar una bandera argentina en la puerta de mi casa”.

En el invernadero se ven plantas de ruibarbo, ajos, papas y frutillas, todas creciendo a buen ritmo  y con una salud envidiable. Dice que apuesta a desarrollar fundamentalmente los cultivos de ruibarbo y frutillas, con los cuales luego produce dulce. "Quiero probar que se da mejor y seguir con eso”, afirma la Testaruda.

"Todo fue hecho a pulmón y lo que saco lo comparto con algunos vecinos y la gente que me ayudó”, destaca. Mencionando que también se dedica a la lombricultura, para lo cual está criando "lombrices californianas y fueguinas, porque quiero ver cuales dan mejores resultados”.

A la Testaruda se la suele ver también en las ferias de artesanos y emprendedores, exponiendo y vendiendo sus tejidos. Fue reconocida en varias oportunidades, por su empreño y su labor que es ejemplo también para los nietos del corazón que tiene por el barrio.

A los 77 años, Matilde sigue soñando y proyectando, porque como ella misma dice "no hay peor fracaso que no hacer el intento”.


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