“LA LEY DEL DESEO”

Precarizados impulsan ley contra la desocupación

Los trabajadores metalúrgicos que se encontraban contratados en 2013 y que no fueron reincorporados aún en sus puestos, marchan hoy para impulsar un proyecto de ley que “prohíba los despidos”. ¿Es el camino correcto para luchar contra la desocupación?.
martes, 5 de agosto de 2014 · 00:24
El proyecto de Ley que llevarán hoy los autodenominados "Metalúrgicos Precarizados” a la Delegación de la Legislatura, con el acompañamiento ya confirmado de distintos sectores gremiales, impulsa la declaración de la "Emergencia Laboral y Ocupacional” en la provincia, desde el próximo 1 de septiembre. A partir de esa fecha, por el artículo 2 de la propuesta, se "prohíbe” la posibilidad de "despidos, suspensiones o cesantías de personal”, ya sea de planta permanente o contratados, "tanto del sector privado como de empresas autárquicas (sic).” 

Más adelante dice que se "obligará” a "las patronales que violen el Artículo 2 a proceder a la reincorporación inmediata del personal afectado”.

Así las cosas, los trabajadores que estuvieran ocupados al 1 de septiembre, efectivos o contratados, tendrían garantizada su continuidad laboral mientras dure la emergencia. Pero quienes se encuentran desocupados al día de hoy difícilmente encuentren trabajo, salvo que se topen con alguna patronal que tenga la certeza de necesitar incorporar trabajadores que no vayan luego a despedir, suspender o cesar en su contratación; porque estarán obligados a reincorporarlos.

Pero cabe preguntarse ¿es posible crear una normativa que "prohíba” los despidos en el ámbito privado, generando una estabilidad similar a la del empleo público?. Una iniciativa similar fue impulsada en su momento por la Central de Trabajadores Argentinos que encabeza Hugo Yasky, en el año 2009, para salir al cruce del recorte de puestos de trabajo en la industria automotriz. Sin embargo dicha iniciativa fue descartada, entendiendo que se oponía a la Ley de Contrato de Trabajo y asegurando algunos especialistas que contrariamente se podían "precipitar los despidos”, en aquellas empresas donde los niveles de ocupación no estuvieran garantizados para el futuro inmediato.

El proyecto de los desocupados avanza también sobre otras cuestiones, proponiendo la creación de una "Comisión de Control Obrero” para intervenir en las empresas afectadas por situaciones de crisis; además de sugerir que se ponga a disposición el patrimonio de las propias empresas y de sus propietarios, para hacer frente a las situaciones de zozobra. 

De igual forma se postula la reducción de la jornada laboral, si afectar el salario, para repartir el trabajo sin eliminar puestos de empleo.

La intención de luchar contra el desempleo es, a todas luces, incuestionable. ¿Pero las alternativas elegidas por los "Metalúrgicos Precarizados” son viables? La movilización también es el camino correcto para pretender imponer una norma. Pero hay quienes dicen que se debe movilizar con una consigna posible de lograr, porque si el objetivo es inalcanzable el efecto es el opuesto y solo se consigue desmovilizar.

Un cambio sí debe reconocerse y tiene que ver con la decisión de dirigir el reclamo a los legisladores, antes que a la organización gremial como se hizo con la marcha anterior. Desde entonces y hasta ahora la UOM avanzó con algunas medidas paliativas como la ayuda económica conseguida del Gobierno nacional, una colecta interfábricas que fue entregada a la comisión de "Metalúrgicos Precarizados” para su posterior distribución y la recuperación de algunos puestos de empleo. Deberán ahora los legisladores, fundamentalmente aquellos que durante las campañas electorales suelen ocuparse de la estabilidad laboral en el sector fabril, demostrar el real compromiso que tienen con el tema.

Ojalá se pueda, al menos, definir una frontera clara donde queden delimitados quienes están por la defensa de los puestos de trabajo y contra la precarización laboral, evidenciando a quienes utilizan esa situación exclusivamente para beneficio propio y como tema de campaña electoral. Tal vez así se pueda sumar para el lado de los que menos tienen, sin perderse entre las especulaciones de quienes hacen un universo de su propio ombligo. Por el bien de los trabajadores, que deberían estar todos del mismo lado.    

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