HABLAN DE “COMPLICIDAD”

Medios nacionales reflotaron caso Vildoza y vinculación con Martinelli

Medios como “Tiempo Argentino” y el portal “Info News” publicaron hoy una nota sobre el caso Vildoza y hablan de “la complicidad de un prestigioso abogado fueguino”, refiriéndose a Demetrio Martinelli.
domingo, 29 de junio de 2014 · 19:46
La nota, que firma Ricardo Ragendorfer, lleva como título "Claves y cómplices que forjaron la vida clandestina de un jerarca de la ESMA”, mencionando que "El capitán de navío Jorge Raúl Vildoza fue el jefe operativo del Grupo de Tareas de la Armada. Está prófugo desde 1984. Un caso testigo de la estructura económica que financia a represores buscados por la justicia. La complicidad de un prestigioso abogado fueguino”.

Luego destaca "El aspecto señorial del doctor Demetrio Martinelli desentona con su cabello teñido de caoba. A los 66 años, es uno de los abogados más prestigiosos de Tierra del Fuego. En calidad de tal -según publicó Tiempo Argentino-, su más reciente aparición pública ocurrió hacia sólo un mes, para darse dique ante periodistas locales por la absolución de un cliente en una estafa contra el Estado denunciada por la gobernadora Fabiana Ríos, a quién no dudó en fustigar.

""Ella desvía plata del presupuesto sin decir en qué supermercado la gasta", fueron sus palabras. Y, por cierto, no sorprendieron a nadie, ya que este hombre –un ex convencional constituyente de la provincia, considerado como "formador de opinión" entre los fueguinos– es también célebre por su animosidad hacia la mandataria. Su pasado, en cambio, es asombroso”, dice la publicación.  

El resto de la crónica dice que: "A finales de 1983, el capitán de navío Jorge Raúl Vildoza, quien había sido jefe del Grupo de Tareas 3.3.2 de la Armada, fue convocado por el almirante Emilio Massera a sus oficinas de la calle Cerrito 1136. Ya en el ocaso de la última dictadura, el otrora integrante de la Junta Militar mantenía intactas sus ambiciones políticas. En aquella ocasión, le presentó un sujeto aún joven que lucía un impecable traje gris, y dijo: "Este va ser nuestro hombre en el Sur, el que nos va a proteger en caso de problemas." Vildoza le extendió una mano, mientras Massera proseguía: "Se encargará de acomodar las propiedades y también las administrará." No era otro que Martinelli.

La última vez que se vieron fue a comienzos de 2002, cuando el hijo del jerarca de la ESMA le soltó: "¡Rata de mierda! Te voy a hacer desaparecer".

Ese fue el punto de partida de una ominosa historia en la que confluye una red de lavado de bienes saqueados por los represores durante el régimen militar y el plan sistemático del robo de bebés. A 31 años de dicho cónclave, el capitán Vildoza permanece prófugo –o muerto, según la versión familiar–, mientras su mujer, Ana María Grimaldos, está bajo arresto domiciliario por la apropiación de Javier Penino Viñas, quien recuperó su identidad en 1998, aunque todavía sigue bajo la órbita y la influencia de los Vildoza. En el medio, una trama económica con eje en la empresa American Data SA, dedicada a regentear casinos y a la distribución de máquinas tragamonedas. Nada menos que un caso testigo de los negocios urdidos en las catacumbas de la ESMA, por cuyas hendijas, además, se desliza el esquema de protección usado por los hacedores del terrorismo de Estado para mantenerse a salvo.

PASAJERO DE UNA PESADILLA. Javier es el hijo de Hugo Reinaldo Penino y Cecilia Viñas Moreno de Penino, dos militantes del PRT-ERP que residían en Mar del Plata. En julio de 1977, se trasladaron a Buenos Aires. Y fueron secuestrados el 13 de julio de ese año en un departamento de la calle Corrientes. Ella tenía un embarazo de cinco meses. Primero fueron llevados a Mar del Plata. Luego, en virtud su estado de gravidez, Cecilia fue trasladada a la maternidad clandestina de la ESMA. Allí, en octubre de 1977, dio a luz. Según sobrevivientes, antes y después del alumbramiento, venían a visitarla algunos jerarcas de la Armada; entre ellos, el jefe de Operaciones Navales y luego jefe del Estado Mayor, Adolfo Vañek, el director de la ESMA, Jacinto Chamorro y Jorge Vildoza, quien se quedaría con el recién nacido. Cecilia, por su parte, fue mantenida con vida hasta 1984.De hecho, hasta entonces había logrado llamar por teléfono a su familia. Tales comunicaciones fueron, por demás, dramáticas. Y se interrumpieron definitivamente en el otoño de ese año. Desde entonces, está desaparecida.

En aquellos días, Javier tenía siete años, y vivía con sus apropiadores y sus dos hijos biológicos; a saber: Mónica Ana y Jorge Ernesto, quien, a los 24 años, era agente del Servicio de Inteligencia Naval (SIN). 

Meses después, el capitán y doña Ana María pusieron los pies en polvorosa, temerosos de que la flamante democracia les jugara en contra. Mónica Ana y Jorge Ernesto quedaron en Argentina. Javier, en cambio, acompañó a sus apropiadores. 

El año pasado, éste repartió copias de una carta –fechada el 30 de mayo de 2013– en distintos juzgados; su título: "Soy Javier Penino Viñas y pido que me escuchen." El texto contiene un relato sobrecogedor acerca del modo en el que los Vildoza huyeron del país al comenzar las denuncias contra los represores. Javier describe con detalles la aparición de agentes secretos de la Armada en Paraguay –el primer destino de los Vildoza–, correos con dinero y especialistas en confeccionar papeles falsos. "Esto incluía partidas de nacimiento para los tres –asegura Javier–, partidas de casamiento, pasaportes que parecían ser completamente oficiales, DNI, cédulas de identidad y hasta registro de conducir y calificaciones de ingeniero-técnico electrónico  para mi padre de crianza." En ese entonces, Vildoza pasó a llamarse "Roberto Sedano". El relato de Javier incluye una segunda etapa en Viena y la mudanza a Sudáfrica, donde los Vildoza residieron varios años.

En 1998, Javier aceptó hacerse un análisis de ADN, para lo cual contó con la aprobación –a regañadientes– de sus apropiadores. En parte, porque la jueza federal María Romilda Servini de Cubría estaba por librar una orden de captura contra los hijos biológicos del capitán. 

En este punto, entró en escena el abogado misionero Oscar Beccaluva, quien ya asistía a los Vildoza –en especial, a Jorge Ernesto– en algunos asuntos civiles y comerciales. Fue él quien acordó en Sudáfrica con Vildoza el blanqueo de la identidad de Javier. Y fue él quien llevó al joven hasta el despacho de la jueza, tras reunirse con Javier en la ciudad brasileña de San Pablo, antes de ingresarlo al país a través de la Triple Frontera.

EL ABOGADO DEL DIABLO. En 2001, Beccaluva fue convocado por Vildoza nuevamente, esta vez para atender en Tierra del Fuego algunos asuntos relacionados con la empresa American Data, cuyo presidente era Jorge Ernesto y el vicepresidente, Fernando Giromini, un aviador del Ejército entre 1978 y 1983, quien estaba casado con Mónica Ana.

Lo cierto es que esta prestación de servicios terminó de la peor manera, ya que Beccaluva, en tren de querer cobrar sus honorarios, recibió a cambio una serie de amenazas y aprietes por parte de Vildoza hijo. Por tal razón, tras ser relevado por la justicia del "secreto profesional", efectuó en distintos juzgados una serie de testimonios que dejaron al descubierto esa parte de la trama.  

El problema puntual con American Data es que habían caducado las licencias de los casinos que esa empresa controlaba en Tierra del Fuego, además de que el gobierno provincial les había cobrado indebidamente unos cánones. En esas circunstancias, el Beccaluva tomó contacto con los personajes que representaban los intereses del represor. Uno era el abogado Luis Alberto Campi, quien fungía como responsable operativo y cabeza política. También estaba Marcelo Sempé, junto con otros dos abogados: Jorge Kreser Pereyra y Demetrio Martinelli. Según Beccaluva, una buena parte de las utilidades de American Data se utilizaba para sostener la clandestinidad de Vildoza y otros represores. Lo cierto es que, al terminar su trabajo, los Vildoza le sacaron a Beccaluva el poder de representación. 

Días antes, Beccaluva tuvo un encuentro casual con el viejo Vildoza en un bar de Usuhaia. Según el abogado, Vildoza estaba apesadumbrado, y le confesó: "Estos –por Campi y Martinelli– se quieren quedar con todo el dinero. Me quieren enredar y mandarme al muere, Campi me aprieta."  

Finalmente, la relación entre Beccaluva con Jorge Ernesto se malogró. La última vez que se vieron fue a comienzos de 2002, cuando el hijo del jerarca de la ESMA le soltó: "¡Rata de mierda! Te voy a hacer desaparecer."  Recién en 2005, el abogado volcó en una declaración testimonial sus desventuras profesionales con los Vildoza.  

-En julio de 2012, Ana María Grimaldos fue detenida en una casa de la localidad de Acassuso. 

-Nueve meses después, Beccaluva murió súbitamente por un aneurisma.

-Javier Penino Viñas vive actualmente en Londres.

-American Data, con sus activos congelados, es ahora investigada por la justicia.  

-Y el paradero del capitán Vildoza sigue siendo un misterio”, concluye la nota.

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