Por "cuestiones de seguridad"

Le prohiben a madre amamantar en el aeropuerto de Ushuaia: mozo y policía "la invitaron" a otro lado

El insólito hecho se produjo cuando la joven se encontraba con la criatura recién nacida, y se le denegó sistemáticamente que pudiera darle el pecho. A tal punto que, según las propias palabras y el relato de la damnificada por medios radiales, al haber solo cuatro sillas y estar ocupadas "tuve que apoyar al pibe en el lugar donde se apoyan las carteras".
viernes, 10 de noviembre de 2023 · 12:56

Un controvertido episodio se registró en instalaciones del Aeropuerto Internacional Malvinas Argentinas de Ushuaia cuando una mamá intentó amamantar a su hijo de 5 meses, situación que derivó en momentos de destrato, angustia y vergüenza.

 

"La verdad fue una experiencia muy desagradable, bastante anacrónica y realmente hasta retrógrada. A mí me pasó hoy de llevar a la hija de mi amiga al aeropuerto, ella es menor y tenían que viajar. Y bueno, en un lugar público de espera en el aeropuerto francamente no había lugar donde sentarse, había sólo cuatro sillas del lado de los arribos", expresó Maia Guersi al aire por Radio Provincia 99.9.

 

En este sentido, la mujer amplió con que "cuando nos acercamos para ver si había espacio para sentarse había señoras, personas mayores sentadas", entonces decidió enfilar para el otro lado con su bebé, donde esperaron una hora parados.

 

"Hasta que en un momento a mi bebé, que tiene cinco meses y solamente se alimenta a pecho, necesitaba darle la teta. Digo bueno, me sentaba en el piso que era un asco, porque realmente nos pasó de subir a Pre-Embarque y sentarnos ahí que por lo menos hay alfombra. Pero se acercó el policía y me dice: 'mirá, no pueden estar acá por cuestión de seguridad' ".

 

Maia insistió que no tuvo otra opción que sentarse en el suelo en el primer piso "porque no había otro lugar, no hay sillas, no sé qué pasó que sacaron todas las sillas", y contó lo que sucedió a continuación con este policía que le comunicaba que no se podía.

 

"Uy, te pido disculpas, la verdad es que no tenía dónde sentarme", le dije, y muy amable el policía me dice: 'no hay problema, solo que acá no pueden estar'. Bajamos, estaban las personas mayores en los cuatro asientos, me acerco al mostrador pero estaban muy ocupados los de las Aerolíneas y no tenían ninguna silla para prestarme. Entonces dije me siento en el decorado de piedras, pero no me daba ni la altura porque mide 1,50m, ni del espacio para poder sentarme para darle la teta", agregó.

 

Ante este inconveniente, Maia explicó que fue hasta la confitería pero se dejó la billetera en el auto. "Porque de última decís 'me compro un café, me siento". Y cuando me siento al ratito cae el mozo y me dice '¿buscaste otro lugar?' Lo miro y empiezo a reírme, yo le sonrío y le digo 'no mirá, no me queda otra'. Me mira y me dice 'no, porque si viste otras posibilidades',  y ahí me caen las fichas", narró.

 

Y prosiguió: "Perdón, me estás invitando a irme, le pregunto, y me dice 'no, te estoy preguntando si encontraste lugar en Pre-Embarque, creo que es mejor lugar. Le digo que no hay lugar, y ahí como que se me transformó la cara. Encima me empezó a dar vergüenza porque estaba llevando a la hija de mi amiga. Y me dice "bueno tranquilícese".

 

La mamá insistió con que "si fuera por mí me encanta quedarme en mi casa, no sé, sentada en un sillón de terciopelo rodeada de aromas de rosas y música relajante a dar la teta", y precisó que el tira y afloje con el camarero continuó, dado que éste le insistía con que la confitería "no era el lugar" para darle el pecho a la criatura.

 

"Estas situaciones no sabés si reírte, llorar o enojarte, yo estoy con un poco de todo. Pero francamente estoy como en una en realidad paralela, en la que no puedo creer que en los tiempos que corren, 2023, me están invitando a irme a otro lado porque les incomoda que le dé comer a mi hijo", añadió Maia.

 

"Tuve que apoyar al pibe como si fuera una cartera"

 

"Nos levantamos, nos fuimos porque mi bebé ya no estaba tomando y nos hizo sentir sumamente incómodos, porque además había gente que se empezó a dar vuelta para mirar en la confitería, de repente me sentí muy expuesta, me sentí muy mal, me levanté y me fui. Una chica incluso me miró como diciendo qué vergüenza ajena. Nos fuimos y esperé a que despacharan a la hija de mi amiga,esperamos como 40 minutos más y después de que ella se fue, me acerqué a la oficina de London Supply", contó.

 

"Se me acerca un policía y le expliqué la situación y me dice: 'no, no te puedo creer...', y le digo dónde puedo presentar una queja porque no quiero volver a la confitería para que me vuelvan a tratar mal. No había mujeres policía, de hecho esperé ahí en London Supply para hacer el descargo y no me atendía a nadie. Lo hablo con otro policía, hombre, que estaba ahí y me dice 'tienen que esperar'. Aparece el secretario de London Supply, me hace esperar y mientras viene el encargado de la confitería", narró.

 

Ante todo este absurdo y como frutilla del postre, la madre relató: "El encargado de la confitería le empezó a hacer como monerías, porque mi bebé lo miraba y se reía. Entonces le empezó como a tocar la manito al bebé, que estaba ahí apoyado, toda una situación bizarra, porque ahora me estoy dando cuenta esta secuencia de que ni siquiera tuve dónde ponerlo a él, lo tuve que apoyar al pibe como si fuera una cartera".

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