Mediante la nanotecnología, un grupo de investigadores cordobeses desarrollaron un nuevo proceso, para suministrar una droga contra el cáncer de mama, que resuelve dos problemas de los tratamientos oncológicos actuales: minimiza los efectos tóxicos y mejora la efectividad de la terapia al transportar el agente activo directamente al tumor.
La innovación, aún en etapa experimental, fue llevada a cabo por científicos del Centro de Excelencia en Productos y Procesos de la Provincia (Ceprocor) y del Conicet, dirigidos por Dante Beltramo. También colaboraron profesionales de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), quienes llevaron adelante los estudios en animales, con resultados prometedores.
Por su potencial médico y económico, el hallazgo fue patentado en casi todo el mundo y licenciado esta semana a una firma argentina para encarar los estudios sucesivos, entre ellos, los ensayos en seres humanos.
La innovación consiste en haber hallado el vehículo perfecto para transportar por el torrente circulatorio una de las drogas más usadas en quimioterapia y conducirla hasta el interior del tumor, donde recién "se abre” y libera el fármaco.
El vehículo es un nanocarrier, es decir un conjunto de moléculas (micela) cuyo tamaño es casi mil veces menor a un glóbulo rojo. Cuando entra en contacto con el fármaco, casi como un "Pacman”, lo absorbe y forma una esfera con la capacidad de navegar por el torrente sanguíneo sin desarmarse hasta llegar a las células cancerosas.
"Es un compuesto natural, un lípido, que se purifica a partir de cerebro porcino y que espontáneamente se autoordena y se autoensambla”, explica Beltramo, quien trabajó en este desarrollo desde 2009 con los investigadores Ismael Bianco, Victoria Leonhard y Roxana Alasino. "La clave –considera– está en el conocimiento de cómo funcionan las moléculas y cuáles son sus características físico químicas, para poder seleccionar aquellas que hagan lo que necesitamos”.