El 21 de septiembre de 2010, luego de una persecución, los efectivos policiales le dispararon con una escopeta cargada con posta de goma cuando Andrade salió del interior de un galpón, según las versiones portando un hierro con el que habría amenazado a los policías.
La víctima murió desangrada, tras dos días de internación al afectarlo en la arteria femoral. El fallo entiende que no hubo intención de matar y los efectivos podrán mantener su libertad mientras se desarrolla el proceso. Se trata del Oficial Cristian Balaguer y el suboficial Ricardo Gualtieri.