OPINIÓN

¿Por qué es esencial el funcionamiento pleno de la Justicia?

"La Justicia es demasiado importante para cualquier sociedad como para dejarla exclusivamente en manos del Poder Judicial"
lunes, 18 de mayo de 2020 · 00:29

Hoy se acepta que la capacidad que tiene el ser humano para cooperar entre sí es la razón por la cual ha logrado imponerse a todos los seres vivos de nuestro mundo, aun superando a animales mucho más fuertes que él.


Originariamente esta cooperación se originó entre comunidades relativamente pequeñas, que así fueron sobreponiéndose a los peligros cotidianos que existían en el comienzo del desarrollo de nuestra especie; pero la situación cambió con el crecimiento de estas poblaciones y la interacción que fue dándose entre ellas, y esto desembocó finalmente en las complejas sociedades que hoy conocemos.


Desde luego, la forma de cooperación también fue complejizándose con este crecimiento; ya que ahora, en las grandes sociedades, la cooperación necesaria para todo crecimiento humano se organiza en principio desde el Estado, mediante sus leyes, sus funcionarios ejecutores y quienes controlan y resuelven los conflictos que se presenta en la aplicación de aquellas leyes.

No podemos concebir un Estado sin un sistema de normas que nos indiquen –en mayor o en menor medida- qué podemos hacer y qué no, y un poder que vele por el cumplimiento de las leyes o que las ejecute, cuando corresponda, logrando el equilibrio que evite abusos y armonice los conflictos inevitables, a través de la función de juzgar, que es esencial para la concordia social.

En las sociedades modernas, esta tarea está encomendada mayormente al Poder Judicial, que, como poder independiente, debe reestablecer la concordia afectada, que es uno de los sustentos fundamentales de toda cooperación.

Cuando la sociedad percibe que no hay justicia, que todos los caminos son válidos para lograr los objetivos, que es lo mismo ser un rufián que un profesor, se erosiona la voluntad de trabajar por el bien común o, incluso, ante dicha ausencia, se corre el riesgo de que cada quien se asuma como juzgador de las causas que lo afecten, esto es la llamada justicia por mano propia.

Es por ello, que la falta de funcionamiento pleno de este Poder del Estado, afecta directamente a todo el tejido social.

La actual pandemia justificaría ciertamente un corte provisorio, parcial y breve de la actividad en los tribunales, pero, sin lugar a dudas, al frente de las primeras actividades esenciales que debieran normalizarse –con los recaudos del caso- está la judicial.

Para ello, hoy existen sistemas informáticos que permiten avanzar, minimizando el contacto físico, en las diferentes causas. Así se hace desde algunos años en Provincias como San Luis, o incluso en la Justicia Federal.

En Tierra del Fuego, todavía esto no se implementó, y lo que venía elaborándose sin prisa, hoy es una necesidad imperiosa de la sociedad, que no tolera mayores dilaciones.

Desde luego, hasta que esto se implemente, los tribunales deberían seguir funcionando con el sistema antiguo, adoptándose las medidas higiénicas del caso, y otras de sentido común, como ampliar los horarios de atención a fin de evitar aglomeraciones evitables, y suspender la feria judicial de invierno.

Como ciudadanos todos debemos exigir estas u otras medidas que garanticen nuestros derechos y la concordia social.

La Justicia es demasiado importante para cualquier sociedad como para dejarla exclusivamente en manos del Poder Judicial.

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